Entrevista con Glen Keane

16 de febrero de 2022

¡Durante este último Festival Internacional de Animación de Annecy, tuvimos la increíble oportunidad de entrevistar a la leyenda de la animación Glen Keane, que presentó su último corto, «Dear Basketball»!

Animac Magazine: Empezaste en Disney en los años 70. ¿Cómo evolucionó y cambió durante el tiempo que estuviste allí, y cuáles fueron algunos de tus momentos favoritos?

Glen Keane: Cuando llegué, el estudio eran unas 55 personas. Era un estudio pequeñísimo comparado con aquello que fue o aquello en lo que se convertiría. Solían ser mil personas, y se habían convertido en 50, aunque las habilidades de ese pequeño grupo eran tales que podrían hacer una película por sí mismos. Y lo hicieron. Pero se dieron cuenta, cuando ya se acercaban a los 65, a los 70; que no podrían hacer esto para siempre. Así que empezaron a traer a gente joven – como yo mismo, que tenía 20 años – y era más como una escuela, como una universidad en la que los profesores eran todos señores con suéteres y venían a diario con la comida de casa en una bolsa de papel, y Frank [Thomas] y Ollie [Johnston] siempre hacían las mismas cosas… Y entonces estábamos nosotros, los jóvenes, corriendo por los pasillos jugando al voleibol sin camisa ni zapatos. Era libertad y diversión, y Frank Ollie decían «¡es maravilloso volver a tener vida en estos pasillos!». Pero también era una época atemorizadora. Te estaba enseñando gente que tenía unas aptitudes tan altas, y las mías estaban tan bajas, que no podías evitar sentirte tan honrado como abrumado – lo cual es la sensación adecuada, si tienes que aprender. No puedes aprender si tu cabeza está llena de tu propio orgullo. E incluso si te quedaba algo de orgullo, digamos que en tu antigua escuela eras el mejor dibujante de la clase, era rápidamente destruido en un momento de dos minutos en el que Frank Thomas dibujaba por encima de tus dibujos. De repente te dabas cuenta: «No soy nada. ¿Qué estoy haciendo? ¡Jamás voy a lograrlo!». Y esa era mi actitud al principio, ansiando desesperadamente aprender y crecer.

glen keane

AM: Has mencionado haberte inspirado en tu familia para algunos de los personajes más icónicos que has animado. ¿Te ayudó esto a conectar con los personajes e influenciar tu trabajo de forma positiva?

GK: Bueno, no uso a mi familia porque tenga el recurso de usarles – en mi caso, tengo que entender al personaje por completo, y estoy constantemente buscando la forma de resolver un problema. Con «Tarzán», estaba viendo las películas de Tarzán saltando por las lianas y pensé «eso es lo que haré, animaré a Tarzán saltando una liana», y tan rápido como lo animé, ¡era tan estático! Una sola pose, aburridísimo. Y pensé, «¿qué voy a hacer ahora? ¿Cómo se va a mover Tarzán por la jungla?». Pero cada noche, volvía a casa y me sentaba al lado de mi hijo, y tenía un monopatín y sus espinillas estaban rasgadas de intentar hacer trucos con él, bajando barandillas… Y vimos vídeos de deportes extremos, y era como «¡espera! Tarzán hace deportes extremos – ¿y si fuera un surfero de árboles, y bajara por las ramas?», y de repente la idea entera estaba ahí y mi hijo había sido la puerta hacia la misma. Cuando estaba con Ariel, había hecho personajes como el oso en «Tod y Toby» Ratigan en «Basil el Ratón Superdetective». Y se suponía que tenía que hacer a Úrsula en «La Sirenita» – pero entonces escuché a Jodi Benson cantar «Parte de tu Mundo» de Howard Ashman y Alan Menken. Una canción tan bonita – me dije, «tengo que hacer a este personaje». Así que hablé con los directores, Ron [Clements] John [Musker], y les dije «tengo que hacer a Ariel«. Me dijeron, «¿sabes dibujar chicas guapas?». Les dije «¡claro! Llevo dibujando a mi mujer desde que nos casamos, ¡puedo hacer eso!». Y ella se convirtió en mi inspiración para Ariel. Y para «Enredados», para Rapunzel; mi hija Claire, cuando tenía 6 años, quería pintar su habitación. Y Linda, mi mujer, dijo «ni por asomo vamos a dejar a una seisañera suelta en la casa con pintura fresca». Así que cuando estaba con RapunzelClaire acababa de graduarse de la academia de arte en París, así que la contraté y le dije «ClaireRapunzel es una artista, necesito a alguien que sea esa artista en la película. Rapunzel sobrevive en la torre usando su arte para que desaparezcan las paredes, ¿serías Rapunzel para mí?».Y dijo que sí, y todas las pinturas en las paredes son de Claire. En realidad es algo que mi padre hacía – él creó «The Family Circus», una tira cómica basada en su familia. Es lo que aprendí, usa lo que conoces.

duet

AM«Duet» fue tu primer trabajo en realidad virtual. ¿Cuál fue el mayor desafío durante el proceso de adaptarte a esta nueva técnica y qué encontraste más fácil?

GK: El mayor desafío… Primero, darte cuenta de que no hay cortes. Nunca. Y creí que sería imposible, pero entonces me di cuenta de que en mi mente nunca hay cortes. Ariel, cuando nada fuera de la pantalla, sigue ahí! Simplemente no la ves, pero en mi mente, ahí está. Simplemente mantendré a los personajes ahí, todo el tiempo. Así que ese fue un obstáculo fácil. Al principio lo creía complicado, pero salté el obstáculo. Lo más difícil fue que, el primer día que llegué a Google, uno de los programadores dijo «Sabes, Glen, nos ayudaría mucho si animaras a 60 fotogramas por segundo en vez de a 24″. ¿Cómo lidias con eso? Es decir, sabía que 24 dibujos son un segundo, pero no es que me pidieran animar a 48 fotogramas, o a nada divisible por 24. Pensé «¡esto arruina todo el timing! Llevo casi 40 años pensando con mentalidad de 24 fotogramas». Pero entonces recordé ver en Disney, en todas las mesas de los Nine Old Men, un metrónomo. La oficina del director se llamaba la «Habitación Musical»; porque en los viejos tiempos de las «Silly Symphonies», tenían que grabar la músca primero. Así que, mientras la música sonaba, animabas al ritmo de la misma, tenías el metrónomo y el director comprobaría todos los tiempos. Así que me di cuenta de que para ellos, eso era 24, y eso les resultaba raro! 24 fotogramas por segundo, si nunca has animado, es raro! Pero salieron de ello gracias a un metrónomo. Me descargué un app de metrónomo, y fue todo [chasquea dedos] «¡60 dibujos! ¡60 dibujos! ¡60 dibujos!».

dear basketball

AM«Dear Basketball» es un corto maravilloso y emotivo. ¿Cómo nació el proyecto, y cómo influenció Kobe Bryant tu trabajo en él?

GK: Bueno, Kobe había visto «Duet». Es fan de la animación. Además de ser un tipo increíblemente inteligente, parece amar la animación y el cine y estas formas de narrativa, así que al acercarse el final de su carrera, está pensando acerca de lo que quiere hacer, y es contar historias en animación. Así que contactó con Karen Dufilho en Google, ella contactó conmigo y me dijo «a Kobe le gustaría conocerte». Así que él y su esposa y dos hijas vinieron a nuestro pequeñísimo estudio en West Hollywood. Me preocupaba que se diera un golpe en la cabeza con una de las vigas bajas del estudio [ríe]. Pero entró, y es un lugar tan humilde, y yo sabía que había estado hablando con DreamWorks Disney Pixar, buscando un lugar donde hacer una película. Y venía a nuestro estudio, que es una casa pequeñísima de los años 20, y tan pronto como entró en el comedor, que transformamos en la sala de historia, dijo «esto es perfecto». En su mente, era porque era real. Había storyboards en las paredes, y era algo auténtico. Así que él y yo nos sentamos y tuvimos una conversación de 4 horas sobre creatividad y nuestro amor común por Beethoven. Cuando yo animaba la transformación de la Bestia, la animaba escuchando la Novena Sinfonía, y cuando él competía en uno de sus partidos de campeonato, jugaba el partido entero con la Quinta sonando en su cabeza. Nos dimos cuenta de que había esta conexión creativa entre ambos, y así empezó todo. Trajo su carta al baloncesto, una carta muy vulnerable y sincera describiendo el amor por el juego de un Kobe de 6 años y dándole las gracias por concederle el sueño de convertirse en un Laker. Y quiso que fuera dibujado a mano.

AM: ¿Qué opinas del estado actual de la animación? ¿Hay algo que eches de menos y algo que ames especialmente?

GK: Lo que me gusta ahora mismo es que nadie sabe a dónde vamos. Y me siento cómodo con ello porque no tengo ni idea de a dónde voy yo. Cuando me fui de Disney, hace ya cuatro años, me fui con una sensación de que se acercaba algo nuevo pero no tenía ni idea de lo que era. Mi mujer, mientras hablábamos, me dijo «a dónde irás, qué harás?». Le dije «No sé. ¿A Google?». Me dijo «¿qué? ¿Google? Tú no haces lo que hace Google.» Y le dije, «Lo sé, ¡por eso me gusta!». Supongo que me atrae mucho traer la animación a lugares donde no se hace animación, o donde no la entienden; o están abiertos a ella, listos para ella. Cuando era joven, Ollie Johnston me dijo «Glen, vas a hacer cosas más grandes que nosotros algún día». Ojalá nunca hubiera dicho eso, porque pensé «¿quién va a hacer algo más grande que «Pinocho»?». Es imposible. Durante años llevé eso a mis espaldas, pensando «nunca voy a ser más grande». Pero después de irme de Disney, me di cuenta: no hablaba de ser más grande en calidad, hablaba de aplicación. De coger los principios que ellos descubrieron y aplicarlos en formas que él ni siquiera podía imaginar. Y eso es lo que mi vida ha sido.

 

Entrevista realizada por Adrián Carande

Fotos por Adrián Carande