Entrevista a Carles Porta

24 de enero de 2022

Animac no se entiende sin Carles Porta, pues forma parte de su alma animada desde sus orígenes hace 25 años. Desde 1997, es el responsable de la inconfundible imagen gráfica de Animac. Este año, ha cedido la batuta a Gina Thorstensen y recibirá el Premio Trayectoria a una carrera de lo más fructífera… ¡y muy difícil de resumir!

El leridano Carles Porta (1963) es un artista de muchas cabezas: diseñador, realizador audiovisual, ilustrador, dibujante y cartelista, ejerce de profesor de ilustración y animación en l’Escola d’Arts Municipal de Lleida Leandre Cristòfol. Ha trabajado como ilustrador para diferentes revistas de ámbito nacional, libros y cómics de culto (Madriz, El Víbora, TBO). Es autor de la serie de libros infantiles “Tales from the Hidden Valley” publicados por la editorial inglesa Flying Eye Books. Su faceta como cartelista fue premiada internacionalmente en 1999 por el grafismo de Animac con el Premio Jules Geret en el Festival de Annecy. Ha dirigido dos cortometrajes de autor: “François le Vaillant” (2003) y “Las vidas ejemplares” (2008), este último parte de la colección “Del trazo al píxel”, producida por el CCCB, comisariada por Carolina López y presentada en Annecy 2015.

También ha realizado el soporte audiovisual de los espectáculos infantiles “La Guerra de Troia”, “Sensacional” y “The Little Night”, dirigidos por Jordi Colominas y musicados por Josep Maria Baldomà. Y también con música de Baldo, el mapping “Pedra, paper i aigua” para la celebración del 75º aniversario del Institut d’Estudis Ilerdencs el 2017. Y, por supuesto, ha realizado numerosos cabeceras animadas para Animac y para el cine de animación ambulante llamado Puck Cinema Caravana. Creador por Carles, es el cine más pequeño del mundo y, desde 2009, ofrece una selección de lo mejor de la animación internacional.

Carles nos compartirá sus referentes, su modus operandi de ensayo-error, y detalles de sus proyectos presentes y futuros. Y, cómo no, su vínculo con Animac y cómo ha planteado su imagen gráfica año tras año, que podremos ver en la próxima exposición en el Museu Morera. ¡Larga vida a los universos posibles!

¿Cómo llegaste al mundo de la ilustración?

Siempre he tenido una actitud autodidacta e independiente. Mis inquietudes artísticas estaban relacionadas con el cartelismo y el grafismo. El dibujo en publicaciones y carteles. El dibujo que acompaña a o transmite alguna idea. No especialmente un dibujo realista. Más bien el dibujo de un mundo diferente, con formas y colores de otra realidad. Me parecía interesante ver como llegar al espectador a través de medios cotidianos: el cartel en una pared de la calle, unos cromos, unos sellos, un libro ilustrado, una caja de galletas. Esta presencia que tiene un poder transformador de la realidad, aunque no sea trascendente, pero que enriquece la experiencia visual de nuestro entorno, despertando la imaginación. Es esta idea la que me atrajo hacia la ilustración en todas sus formas.

Tus ilustraciones explican historias y también tienen vida y movimiento. ¿Cómo se relacionan con la animación?

Durante mucho tiempo estuve seducido por las representaciones espaciales del Expresionismo Alemán. Estas casas torcidas, formando ángulos que no siguen una lógica de la perspectiva. Se trata de crear un ritmo visual. Tiene que ver con la música y con la danza. Las cosas bailan. De igual manera cuando aparece un personaje tiendo a pensar instintivamente en su «acting». En cómo se expresa su presencia con relación al espacio. Es como un trabajo de coreógrafo o de director de teatro. Me interesa mucho esta relación entre el personaje y el paisaje.

Nos gusta tu interdisciplinariedad en la hora de crear. ¿De qué manera trabajas formatos tan diferentes?

Es una actitud que necesita cierto grado de inconsciencia y mucha curiosidad. Muchas veces no soy plenamente consciente de donde me meto. Esto he comprobado que es peligroso, pero también tiene sus puntos positivos. Te permite imaginar soluciones que no son clásicas. Tengo la idea de no ser un autor que hable un único lenguaje o estilo. Para mí cada proyecto es un reto y cada proyecto tiene que proponer su solución. No trato de encontrar las soluciones en los proyectos a partir de un estilo preestablecido. El hecho es que no puedo tener la sensación de estar haciendo siempre lo mismo. Esto me resultaría insoportable, así necesito probar medios, formados… son retos que me permiten hacer cosas que no he hecho hasta ahora y que aportan más emoción y no relajan el espíritu creativo.

Ahora estás publicando para una de las mejores editoriales de libros ilustrados del mundo, también de profesor en la EAM Leandre Cristòfol y continúas con proyectos tan bonitos como PUCK. ¿Nos puedes explicar un poco estos proyectos y si tienes alguno más para el futuro?

«Tales from the Hidden Valley», ha sido un proyecto de libros ilustrados infantiles que estuvo madurando durante seis años. Todo un mundo escondido que muy pocos tienen la oportunidad de descubrir. Un valle lleno de personajes y lugares muy especiales. Me bailaba en la cabeza una antigua película. El recuerdo de «Brigadoon» que vi en mi infancia, y lo mezclaba con los cuentos de la grande Tove Jansson. La idea inicial era publicar un libro escrito y dibujado por mí, para después tratar de hacer una película animada. Las cosas no fueron tan sencillas como imaginé en un comienzo. Las ideas y los personajes fueron creciente a medida que iba tirando historias que iban, una detrás la otra, a la basura. Tenía cantidad de dibujos y de ideas que no acababan de funcionar. Una tras otra, eran examinadas y descartadas por mi familia y por mi amigo y realizador Ted Sieger. Imaginé mil historias sin pies ni cabeza hasta que Ted me dio la idea de hacer 4 libros, cada uno dedicado a una estación del año. A partir de aquí las cosas empezaron a encajar y tuvieron un final feliz. También con la ayuda de Teresa Ibars y Roser Trepat, que me ayudaron a pulir mis textos y mi expresión. Finalmente, la editorial inglesa The Flying Eye Books los editó y se pueden encontrar en unos cuántos idiomas. Mi proyecto ahora es encontrar tiempo para continuar con nuevas historias que tengo medio esbozadas en el cajón.

PUCK Cinema Caravana es un proyecto que tiene que ver con mi necesidad de compartir aquellas cosas que pienso que merece la pena conocer. En este caso cortometrajes de cine de animación de autor, que pensaba que necesitan un canal más allá de los festivales. PUCK nació con este propósito, es el cine más pequeño del mundo y puede ir a cualquier lugar. Ha hecho 10 años y para celebrarlo hemos construido juegos de madera que rodean la caravana. Están inspirados en películas que han sido muy populares en PUCK durante estos años. Todo esto no habría sido posible sin Toni Tomàs que ha sido mi socio y cómplice en esta aventura.

Respecto a la Escuela es en cierta forma mi proyecto actual que me absorbe de tal manera que los otros proyectos están acumulándose y esperando. Me gustaría poder transmitir algo de lo que he aprendido estos años, intentando hacer descubrir el mundo de la animación con el deseo de ayudar a hacer crecer nuevos proyectos animados desde la ciudad. Creo que es para Lleida una necesidad después de 25 años de ser la sede de un festival de animación importante.

 

Has trabajado en proyectos inmersivos, interactivos… ¿Qué piensas que pueden aportar las tecnologías inmersivas (y las tecnologías en general) en el mundo de la ilustración y de la animación?

He realizado un par de espectáculos visuales inmersivos destinados a los más pequeños «SENSACIONAL»  y «LITTLE NIGHT«. En estos montajes no solo cambia el espacio de proyección, cambia también la relación espacial y el rol del espectador. Lo empuja a jugar a responder de alguna manera a diferentes estímulos. Queda al descubierto su psicología. La timidez, la prevención, la desconfianza, la inhibición… El espectador se transforma también en actor. Los auténticos espectadores son los padres que observan una obra no escrita y la reacción de sus hijos a estímulos visuales y sonoros. Aquí el papel del realizador es pues muy diferente del de un cortometraje. Cada medio propone unas reglas de juego diferentes al autor…

¿Cómo ves la evolución de Animac a través de todos estos años?

Animac ha crecido con nosotros y he sido un espectador privilegiado. Me ha permitido ir descubriendo a lo largo de los años toda la riqueza de posibilidades, las diferentes caras y formas de expresión de los lenguajes de la animación.

Pienso que Animac ha sido dirigido con inteligencia aprovechando todas las posibilidades que se le ofrecían. Y siente muy consciente y sensible a la gran transformación del sector durante estos años. El papel transformador de las nuevas tecnologías en el ámbito de la producción, así como el boom de las escuelas de las cuales sale un ejército de jóvenes animadores preparadísimos. Por poner dos ejemplos.

Por otra parte, como leridano, pienso que Animac tiene todavía un gran potencial de beneficios para explotar, especialmente para una ciudad tradicionalmente falta de ciertos referentes identitarios. Con un orgullo un poco cojo a veces mal enfocado. Los beneficios en la proyección de su imagen exterior en el ámbito nacional, estatal o internacional. Y, además, el peso que podría tener en el mundo artístico o productivo local. Pienso que sería muy positivo para la ciudad invertir más decididamente en esta idea con la fuerza conjunta de las diferentes instituciones, tal como tuve la oportunidad de ver que funcionaba la política francesa localmente en Valence durante mi «Residence». No podemos continuar haciendo política desde la lógica de partidos. Nos empobrece, nos limita y frustra las posibilidades de los proyectos.

¿Qué ha supuesto trabajar en Animac desde sus comienzos? ¿Qué identidad crees que has aportado a Animac con todo el cuerpo de trabajo? ¿Cómo ha sido trabajar también todos estos años en una careta animada para un festival de animación?

Animac ha sido para mí el encargo ideal. Permitía combinar dos mundos que me apasionan. La animación y el cartelismo. Y la oportunidad y el reto de proponer cosas diferentes, de transformarme año tras año. He vivido también esto como una gran responsabilidad. He crecido y he aprendido. Al comienzo tenía muy claro que mi trabajo tenía que intentar transformar aquellos carteles tan aburridos de los festivales de animación de la época que se dedicaban a poner banderas y cintas de película de cine haciendo olas. Hacía falta de alguna manera trasladar al grafismo la emocionante experiencia que nos aporta el cine. Por eso muchas veces mis carteles tratan de recrear una película imaginaría. La imagen de una película que no existe. Pero que seguramente me gustaría hacer si tuviera tiempo y recursos. Normalmente la careta era un tipo de tráiler muy abierto de esta película.

 

¿Cómo estás planteando la exposición de tu obra relacionada con Animac en el Museu Morera coincidiendo con el 25.º cumpleaños de la Muestra? ¿Tenemos título ya?

La exposición se titulará «La Casa Infinita». La idea que trabajamos es ir más allá de un repaso a la imagen de estos 25 años y poner al descubierto mucho del trabajo oculto que hay detrás. Muchas de las cosas que hubieran podido ser, pero que quedaron solo como parte del proceso del trabajo. Cómo te comentaba que muchas veces el cartel trata de recrear un mundo posible, un mundo imaginario con su naturaleza gráfica y sus personajes, estas imágenes forman parte de este ejercicio que practican las propias películas que podemos ver en Animac. Universos posibles. Con sus leyes y su atmósfera particular.

¿Qué es lo que te ha enseñado esta pandemia y qué es lo que más echas de menos?

Echo de menos las pequeñas cosas. Poder respirar sin mascarilla. Poder compartir un espacio cerca de otro sin miedo.

Enhorabuena por el premio Trayectoria. ¿Qué supone para ti este premio?

Pues todavía lo estoy digiriendo. Lo agradezco mucho y me impresiona. Me ha hecho recordar al estimado Miguel Gallardo que después de perderme la pista durante muchos años me dijo que yo llevaba una trayectoria muy extraña. Si pienso en las cosas que me gustaría hacer, o que no he podido hacer todavía, el reconocimiento me pesa, porque siento que todavía no me lo merezco. Si miro atrás, es cierto que veo un espíritu inquieto que ha probado de hacer cosas en un medio que me parece extraordinario. Cosas como dos cortos, openings de festival, algún anuncio, mensajes institucionales animados, visuales para obras de teatro, espectáculos infantiles inmersivos, un mapping, un cine dedicado a la animación en una pequeña caravana… Espero que mi parte negativa que es tan crítica lo acabe aceptando… y disfrutando.

¿Quieres conocer más a Carles Porta? Visita su web.